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Entrevistas

Actualizado: 24 sept 2020

Nuestras protagonistas, mujeres rurales vinculadas al mundo de la caza en diversos sectores.

Ana Belén Parra: "Caza no es sinónimo de “muerte”, al contrario, es sinónimo de “vida” y de “protección”

Soy Ana Parra, tengo 40 años y soy de Retuerta del Bullaque (Ciudad Real). Cuando tenía cinco años nos trasladamos a vivir a Viso del Marqués, que es donde comenzó a trabajar mi padre, en la finca “ENCOMIENDA DE MUDELA”. Actualmente sigo residiendo en este pueblo, junto a mi marido y mis dos hijos, de 15 y 13 años.


Háblanos sobre tu actividad profesional.

Mi actividad consiste en la gestión cinegética de una propiedad dedicada a la caza. Quiero destacar que la palabra caza no es sinónimo de “muerte”, al contrario, es sinónimo de “vida” y de “protección”. ¿Por qué digo esto? Pues simplemente porque mi trabajo consiste en controlar la biomasa y las poblaciones de animales existentes en esta finca, así como proteger su ecosistema, controlando a su vez la salud genética y el número de ejemplares adecuado a su especie. La selección de animales se hace en función de la edad, tamaño, sexo, animales enfermos,…

Como ya comenté anteriormente, me he criado en el campo, en un entorno privilegiado y rodeado del mundo que forma parte de la caza. Mis cómplices de juegos eran las perdices que paseaban por los jardines del Castillo de Mudela, algo que inevitablemente se tenía que ver reflejado en mi estilo de vida y así es.

Además, hace tres años decidí embarcarme en la gestión de un coto de caza, con todo lo que ello conlleva: cuidado y vigilancia de las especies (jabalíes, ciervos, conejos y perdices), venta de puestos, contratación de servicio de catering, rehaleros, veterinarios,… todo lo necesario para una buena cacería.





¿Ha sido complicado iniciarte en esta nueva experiencia de la gestión de un coto?

Desde los medios de comunicación nos bombardean constantemente con el desarrollo de las zonas rurales y con la idea de buscar soluciones para combatir la despoblación, lo que ahora llaman la “España vaciada”, pero la realidad es bien distinta. La realidad es que nos encontramos desamparados en la búsqueda de ayudas y medidas para el desarrollo local.

En nuestra zona contamos con las ayudas gestionadas por el grupo de desarrollo local Tierra de Libertad, pero desconozco de qué recursos disponen. Sería estupendo contar en la población, con agentes de Desarrollo Local imprescindibles para una buena gestión de las ayudas.

Todos los gastos los he ido asumiendo a nivel personal con los ahorros de nuestra familia, con la responsabilidad que esto conlleva para nuestra economía.


¿Has encontrado dificultades en el camino emprendedor?

La verdad es que no, ya que estoy muy vinculada con este mundo y soy conocida en el entorno. Tampoco por ser mujer he sufrido discriminación alguna. Puedo presumir de que me tratan de igual a igual.


Danos ideas. Qué soluciones plantearías para otras mujeres que decidan emprender en el mundo rural

Considero que los grupos de trabajo para el desarrollo de las zonas rurales deberían estar representados principalmente por personas que residan en los pueblos. Veo bien que cuenten con profesionales que asesoren a los vecinos, pero desconocen la realidad del entorno, de los pueblos.

Debería haber agentes de desarrollo local en las administraciones locales (hace años existía esa figura en los ayuntamientos). Ellos serían el nexo de unión entre los emprendedores y la burocracia de papeleo para las ayudas.

Que de desarrollen proyectos desde del Ministerio de Igualdad, similares a los del Programa “Aurora”, destinado al desarrollo de la mujer y fomento del empleo.

La protección de determinados animales considerados “alimañas” o “depredadoras”, debe ser consecuente con las necesidades reales de las zonas en función de especies, superpoblación,…

En definitiva, la teoría poco tiene que ver con la práctica que día a día nos encontramos en las fincas, lo que de verdad conocemos el territorio y trabajamos en él.


 
Ángela Ormeño: “La rehala sólo se puede entender desde la pasión por los perros y por la caza, no desde el interés económico”



Ángela Ormeño Espinar lleva 31 años disfrutando de ese tipo de caza que llevan dentro los rehaleros, basada en un amor extremo a sus 70 perros a los que cuida con gran dedicación 365 días al año, robando horas al sueño, trabaja en una entidad financiera, para poder cazar en la temporada de monterías. Continuadora en Fernán Caballero de la actividad de su padre, “Pancho”, tanto en la tenencia de rehalas como en su manejo, asegura que este es un oficio “con pasión”


En la provincia de Ciudad Real apenas se cuentan con los dedos de las manos las mujeres rehaleras-perreras que existen. Ángela Ormeño, natural de Fernán Caballero, es una de ellas. Desde que tiene uso de razón recuerda salir de caza con su padre, conocido por todos como “Pancho”, que era perrero y dueño de una rehala.

“Desde muy joven empecé a ayudar en casa en las labores de limpieza y mantenimiento de los perros; con sólo 14 años ya dirigí mi primera rehala. Mi padre me enseñó todo lo que sé de este oficio que se aprende así, aquí no hay universidad que valga, la universidad es el campo”, explica.

Hoy por hoy, y cuando han pasado más de 30 años desde aquella primera vez, Ángela cuenta con dos rehalas, 70 perros cruce de razas de Mastín con Grifón y algo de Podenco, muy poco, que se les conoce como “perro travesado”.


“La rehala no da para vivir sólo para mantenerse”, añade esta apasionada de la caza quien explica que para el mantenimiento de sus perros cuenta con la ayuda de su marido y de su hija, en un trabajo diario que les roba mucho tiempo. Ellos echan muchas horas en la perrera y sólo el cariño de estos perros y salir con ellos al campo compensa estas obligaciones.


“Todos los días, antes y después de irnos a trabajar, limpiamos las naves y el patio de recreo donde están sueltos los perros, cumpliendo así unas estrictas órdenes de Sanidad. También les damos de comer, una alimentación basada, fuera de la temporada de caza, en carne destinada al consumo animal y, en plena temporada, con piensos de alta energía y carne”, añade esta joven rehalera.





Ángela se encarga también del entrenamiento de sus perros, del apareamiento para el renuevo y de instruir a los cachorros. Además, es la que guía el vehículo de los “animales vivos”.


Explica que no le ha resultado difícil abrirse camino en un mundo “casi” de hombres. “Mi padre era muy conocido y casi todos acudían a las monterías con sus hijos e hijas, por lo que casi todos nos conocemos. En el entorno en el que yo me muevo todos me conocen y me respetan aunque hay alguno, los menos, que les resulta un poco extraño ver a una mujer rehalera-perrera”.


Un futuro incierto

No sabe si hay futuro para su oficio. “Tenemos un problema grave con la gente joven. Es una pena que se esté generalizando entre la sociedad una opinión muy negativa de la caza cuando no hay mayor ecologista que un cazador”, añade Ángela Ormeño, quien lamenta que a los cazadores “se nos está acribillando”.


Esta situación es, a su juicio, especialmente grave aquí, en Castilla-La Mancha. “Ciudad Real es la reina de la caza, un gran potencial económico y de riqueza para muchos municipios que no sólo no se pone en valor sino que se destruye día tras día, poniendo trabas”. Así, lamenta la nueva ley de caza que va a aprobar, en breve, el Gobierno regional y que, explica, no gusta a nadie.


Motor económico de la provincia

Insiste en que en numerosos municipios de la provincia la caza es el único medio de vida para muchas familias, el principal motor económico de pueblos enteros, y que este “linchamiento” a los cazadores, y al sector en general, deriva de un profundo desconocimiento. “Yo les animaría a que pisaran el campo y vieran la realidad”, añade esta rehalera-perrera quien recalca también, por último, el valor de primer orden que tiene la caza como medio de conservación de la naturaleza.


Autora: Aurora Galisteo. Lanza Digital.



 
Toya Patón: «Es completamente compatible ser mujer y ser cazadora»



¿Cómo llegó al mundo de la caza?

Nací en una familia de agricultores, ganaderos y, naturalmente, cazadores. Varias mujeres de mi familia, según cuenta mi madre, también cazaban.

¿Cuántos años lleva cazando?

Mis vivencias con esa afición empezaron teniendo 12 años, pero creo que incluso un poco antes. Se puede deducir por esto mi amor por la caza.


¿Qué supone la caza para Castilla -La Mancha?

En esta región, me atrevería a decir que la caza supone algo más del 50% de los ingresos que genera el campo, ya que la ganadería y la agricultura están bajando estrepitosamente. La actividad cinegética aporta ingresos muy importantes, porque mueve las zonas rurales con trabajo para todos. En este contexto es donde la mujer castellano-manchega saca provecho, con la explotacion de casas rurales, hoteles, restaurantes, organización de rehalas, labores veterinarias en los trabajos de campo de cría e inspección de la cabaña cinegética, y luego después de las monterías, inspeccionando los canales de carne de caza para su consumo. Es aquí donde la asociación Amfar tiene un gran papel para ayudar a todas esas mujeres.


¿Cuántas mujeres hay con licencia de caza en Castilla-La Mancha?

Pues, desgraciadamente, muy pocas; sólo un 5-6% del total de las licencias. Esto se debe a la falta de costumbre. Las mujeres, generalmente, se quedaban en la casa y los hombres se iban al campo. Pero, en la actualidad, se deber exigir un cambio en esos roles, ya que la mujer está mucho mejor preparada para compartir todas esas tareas. Es completamente compatible ser mujer y ser cazadora.






Para usted, ¿qué supone la caza?

Para mí es una parte importante de mi ocio y de mis relaciones, que me permite viajar y disfrutar. Pero lo más importante es la ocupación que me proporciona. Me mantiene activa y productiva. El mundo de la caza genera muchas cosas positivas, y quien lo ignora no sabe lo que se pierde.


Y, como artesana de la caza, ¿cuál es su trabajo?

Como artesana utilizo los restos que no se comen los buitres y todos aquellos que, al quemarlos o destruirlos, producen contaminación. Me gusta todo lo que hago, pero, últimamente, estoy confeccionando gemelos con las pequeñas pezuñas de cervuno y jabalí, con las rosetas de las cuernas hago hebillas y unas castañuelas con los huesos. También hago botones con cuernas de venado, además de con los huesos y los cuernos de vacuno. Quiero creer que mi artesanía es diferente.


¿Qué es lo que habría que hacer para atraer más mujeres a la caza?

Información y programas educativos. La naturaleza es maravillosa y los cazadores son los que mejor la cuidan. Por eso, sería conveniente que las mujeres sepan que cazar son muchas cosas, y muy relajantes todas. Y los hombres deberían ayudar más a que la mujer participe de todo esto. En general, los hombres se van de caza y las mujeres se quedan al cuidado de los hijos y la casa. En los tiempos que corren esto debe cambiar. Por eso, los programas educativos deben ser más igualitarios.


Y a un animalista que esté en contra de la caza, ¿qué le diría?

Hay formas de pensar y criterios de muy difícil rectificación. La formación y el conocimiento del medio rural es básico para su buen manejo y aprovechamiento. Ellos, en general, no lo tienen, pero les recordaría que la caza da muchos puestos de trabajo y muchas familias viven de ello. Esto lo quieren ignorar y, por tanto, el dialogo con ellos es muy difícil. Mejor sería compartir que impedir o prohibir.


¿Cómo cree que puede quedar la nueva ley de Caza?

Pues no estoy segura de nada. Este jueves se ha debatido en las Cortes regionales. A nuestros políticos, les recordaría que la caza bien llevada es la actividad que más aporta a nuestro medio rural. Aquí vienen cazadores de medio mundo a cazar y se dejan mucho dinero que beneficia a nuestra tierra. El día que desaparezcan o menguasen las ayudas de la UE, nuestras zonas rurales se desintegrarían. Sin caza, el desequilibrio entre los animales cinegéticos y la producción agropecuaria será enorme. Ellos verán lo que hacen.

Fuente: ABC Castilla-La Mancha

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